Islandia – Parque Nacional Þingvellir
El primer día tachamos enseguida el “programa estándar” de Islandia – el famoso triángulo dorado, un inicio salvaje y eficiente. Lo más esperado iba a ser la cascada Brúarfoss, cuyas imágenes siguen en el próximo post. En algún punto entre Reikiavik y Brúarfoss apareció a la derecha un aparcamiento abarrotado – el Parque Nacional Þingvellir, un contraste entre bullicio y naturaleza, áspero y sorprendente.
Vuelos de dron en el silencio
Increíble lo llena que estaba la plataforma de observación para ser esta época del año – ¡no quiero ni imaginar cómo será en verano! Pero después, por suerte, pudimos sacar nuestros drones y volar en un paisaje completamente desierto, una danza entre altura y calma, que fascinó y dejó huella.