Último día en Lhasa
En nuestro último día en Lhasa no teníamos nada planeado – un día, salvaje y relajado, que aprovechamos para comprar algunos recuerdos y absorber por última vez la atmósfera de la plaza Barkhor, un contraste entre despedida y disfrute. Creo que era un miércoles, día en que se celebra el cumpleaños del Dalai Lama – supuestamente nació un miércoles –, por lo que aún más peregrinos llenaban la plaza y los hornos de incienso ardían generosamente, áspero y solemne.
Una última noche
No hace falta decir qué había en el menú de nuestra última noche – un espectáculo de tradición y cierre que completó la estancia.