Expedición a vela en el este de Groenlandia 1/3
En septiembre de 2017 se hizo realidad un pequeño sueño de vida: una semana en una expedición a vela en Groenlandia – salvaje e inolvidable. Tras una escala en Reikiavik, volamos al día siguiente a Kulusuk, en el este de Groenlandia, donde ya durante el aterrizaje flotaban enormes icebergs frente a la costa – un primer soplo de magia.
Llegada a Kulusuk e inicio del viaje
El aeropuerto, poco más que una pequeña sala de espera y una pista de grava, no necesitaba vallas – una semana antes de mi llegada, un oso polar había paseado por allí, un contraste entre aventura y peligro, áspero y fascinante. La tripulación nos esperaba y nos llevó a la Aurora Arktika, nuestro hogar durante siete noches, bajo el mando del capitán Siggi. Zarpamos desde Kulusuk en dirección al fiordo Sermilik y Teniteqilaq.
Vuelos con dron y maravillas diarias
El dron, por supuesto, venía con nosotros y ofreció vistas espectaculares – una danza entre altura y hielo, majestuosa y delicada. Durante el día hacíamos kayak o caminatas por paisajes impresionantes, recogiendo arándanos por el camino mientras manteníamos los ojos abiertos por si aparecía algún oso polar. Por la noche disfrutábamos de pescado fresco y, de vez en cuando, de auroras boreales – una experiencia entre naturaleza y placer.
Primera parte de un viaje
Aquí comienza el primer capítulo de esta travesía – un inicio que oscila entre la expectativa y el asombro, profundamente anclado en el corazón.